viernes, 4 de septiembre de 2009

Nuevas sectas cristianas.

En Norteamérica nacen nuevos cristianismos, que escasamente tienen ligamen con la religión cristiana tradicional, pero que son considerados cristianos por el papel protagónico de la persona de Cristo en ellas. Los mormones (de origen evangélico, por haberlo sido su fundador) y los Testigos de Jehová (de origen adventista[8], por su fundador) son característicos.

Mormones o Iglesia de Jesús de los Santos de los Ultimos Días; son fundados en Manchester (Nueva York) en 1830 por José Smith (1805-44), quien pretendió haber recibido, en una revelación, El Libro del Mormón, escrito en egipciaco, sobre tabletas de oro y que relata la peregrinación en América del Norte de israelitas del Antiguo Testamento que emigran hacia allí; en 1843 tuvo otra revelación en que se le manifestó la bondad de la poligamia; Smith murió en un motín, en 1844 y fue sucedido por Brigham Young (1801-77), quien estableció en 1847 la secta en La ciudad del Lago Salado (Salt Lake City) en Utah (entonces territorio mexicano). En 1890 se conformaron a la ley americana, en lo que hace a la poligamia. En 1978 aceptaron sacerdotes de color. En 1936 su feligresía era de escasamente 775.000 en los Estados Unidos, en 1993 más de ocho millones en todo el mundo. Creen en la Trinidad, pero cada una de las personas es un Dios separado, unidas en una divinidad común (Godhead) de propósito y perfección. Creen que Cristo predicó brevemente, después de su resurrección, en Norteamérica y que será aquí o en el Hemisferio Occidental donde Sión será reconstituida; cada miembro (masculino) se obliga a una labor misionera (a su costa) durante dos años, los feligreses deben entregar el 10% (diezmo) de sus ingresos a la iglesia. Testigos de Jehová; por este nombre se conoce, desde 1931, a la Sociedad Bíblica de la Atalaya fundada en 1870 por el predicador laico C.T. Russell (1852-1916), según quién Cristo, un hombre perfecto, habría retornado invisiblemente a la Tierra en 1874 para preparar el Reino de Dios, que se manifestaría luego de la batalla de Harmaguedón (la confrontación final entre las fuerzas del bien y del mal, cfr. Apocalipsis 16, 14-16), en 1914, cuando acabaría el mundo; los adherentes debían difundir este mensaje y dedicarse con intensidad a los estudios bíblicos: sólo 144 mil de toda la humanidad serían llamados a la vida eterna en la Segunda Venida. Estas profecías, al no cumplirse, fueron por muchos y de muchas maneras reinterpretadas; en 1917 J.F.Rutherford (1869-1914) fue nombrado Presidente de la sociedad, en sucesión de Russell; bajo su égida se modificaron las creencias, estableciéndose una teocracia total, separada e indiferente del mundo (con el cual los testigos de Jehová suelen tener violentos encuentros, por su desprecio de los órdenes constituidos), aunque desde 1942, por obra de Nathan H. Knorr, han atenuado su intolerancia hacia el orden constituido; no aceptan la transfusión de sangre, tienen su propia traducción de la Biblia (en lengua original e inglés). Su feligresía era aproximadamente de cuatro millones en todo el mundo (1994).

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