viernes, 4 de septiembre de 2009

El movimiento misionero protestante.

Los movimientos misioneros protestantes fueron continentales, y logró difundir la Reformalo en Inglaterra y Europa del Norte, pero no tuvo gran arraigo en Europa del Sur, España, Rusia, ni Italia; desde el siglo XVI se difundió también en Estados Unidos, Escocia e Irlanda. La era de las misiones protestantes será en el siglo XIX, con el establecimiento de sociedades misioneras tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. ¿Por qué no antes?, porque la aactividad misionera (católica, protestaante y ortodoxa) fue una secuela del colonialismo europeo, y por ello se desarrolló al mismo ritmo que los intereses coloniales, quizás con la salvedad del misionarismo norteamericano que será un movimiento más netamente separado de la cuestión política.
En esta época "pre-colonial" el mayor impulso misionero será a través de las sociedades bíblicas, cuyo modelo fue la "Foreign Biblical Society" inglesa (1804) establecida para imprimir biblias, sin comentarios, a bajos precios (los católicos fundaron también una semejante, en 1805 en Regensburg, pero tuvo corta vida), los norteamericanos fundaron una ecuménica y evangelizadora en 1816 ("The American Bible Society"), que con notable éxito y provecha habría de llegar hasta nuestros días.
La mayor de las hazañas misioneras protestantes, sin duda alguna, es la evangelización de América del Norte, en donde se logra trasplantar una civilización profundamente cristiana que crecerá libre y espontánea, para finalmente cristalizar en la Revolución Americana, modo de organización política ejemplar en que la libertad de conciencia se garantizará a todos los ciudadanos y a nadie se inquietará por sus opiniones religiosas; esto se logra, como ya se ha indicado en manera un tanto paradójica, pues se lleva a cabo, precisamente, por la separación de iglesia y estado, contrariamente a todas las tendencias de la época que, en otras naciones, habían llevado a la teocracia o al césaro-papismo. La cristiandad norteamericana heredará al mundo moderno un nuevo concepto, que no será ciertamente aceptado de inmediato, pero que regirá las conciencias y la política del hombre contemporáneo.

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