viernes, 4 de septiembre de 2009

La fertilidad en el matrimonio.

El uso del sexo con finalidad procreativa, y no exclusivamente recreativa, es un aspecto crucial de la piedad cristiana, y en esto pareciera que la pastoral una cosa dice y otra tolera e impulsa... que incluso una política de bajo crecimiento demográfico se insinúa como recta y bondadosa. Desde Pío XII, quien aceptó una cierta manipulación de las relaciones sexuales como tolerable y hasta virtuosa, se abrió una brecha difícil de sostener, pues la recreación pasó a primer plano, respecto de la obra de reproducción. Asimismo, debo repetirme, la liberación femenina, es decir, el hecho de que las mujeres sean consideradas como seres humanos plenos, con derecho a iguales derechos efectivos que los hombres, ha significado un replanteamiento de las labores domésticas como no se ha dado en las comunidades humanas desde el descubrimiento de la agricultura.

Habida consideración de estas circunstancias, es obvio que únicamente mediante una profunda y efectiva modificación de la conducta, la psicología y la división sexual del trabajo, será posible recrear una familia cristiana dedicada nuevamente a la propagación de la vida y la educación de los hijos. Hoy la solución no se vislumbra, todo lo contrario, la tragedia amenaza. Pero de alguna manera los cristianos, en su actuar cotidiano habrán de encontrar cómo salir de este callejón sin salida. Si la civilización cristiana no lo logra, probablemente languidezca y muera.

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