jueves, 3 de septiembre de 2009

LA PROTORREFORMA: WICLEFF Y HUS

Juan Wicleff (1320-1384) en Inglaterra y su discípulo Juan Hus (1369-1415) en Bohemia, son los caudillos de un movimiento anticlerical basado en una concepción estrictísima de la vida social, por la cual estaría justificada la autoridad (civil o religiosa) solo cuando quien la ejerciera estuviese en gracia de Dios: el pecado disolvería todo tipo de autoridad pues el gobierno civil o religioso, debe ser un gobierno de santos. También rechazaron a la Iglesia de Roma por su ritualismo, por cohonestar el gobierno de réprobos y por su complicidad con formas simoníacas para obtener recursos económicos. No tuvieron marcada influencia doctrinaria en la Reforma, aunque unas de sus tesis fueran mantenidas por algunas iglesias reformadas; pero sí hubo una comunidad de razones de tipo social profundas: los movimientos de Wicleff, de Hus, y de Lutero, son manifestación, -entre muchas otras cosas-, de la rebelión de los campesinos contra el régimen feudal y por ello, en Inglaterra (las rebeliones de los "lollards" del 1381), como en Bohemia (el nacionalismo checo y los levantamientos campesinos jefeados por Hus) y en el sur de Alemania en tiempos de Lutero, la rebelión contra la Iglesia de Roma será también una guerra campesina de liberación contra el feudalismo: reforma social que, a la postre, será reprimida, pero que, no obstante, logrará una atenuación del rigor de la servidumbre, que será uno de los logros de la Reforma. Desde el siglo XIV la reforma de la vida religiosa mostró un espíritu de violencia y de rebelión contra el statu quo que resultó en que la nueva religiosidad no fuera una de tolerancia ni de caridad, sino una lucha intestina que desgarraría las entrañas de la cultura europea por su extrema ferocidad: la historia validaría el decir del Emperador Juliano (el Apóstata), según quien, para destruir el cristianismo, bastaba con darle libertad a los cristianos, pues, odiándose tanto entre ellos, se devorarían unos a otros no más pudieran.
Wicleff hizo su reforma mediante poor priests, curas pobres que vivían con el pueblo, lo catequizaban y llamaban a una vidade santidad, predicando gran cantidad de errores (desde el punto de vista de la ortodoxia), condenados por las autoridades conciliares como más arriba se indicó; estos curas concientizaron a los campesinos de su triste condición social y lo levantaron en rebeldía contra las injusticias de la servidumbre feudal, originando las revueltas conocidas como de los "lollards" (se desconoce el origen del nombre), el movimiento tuvo un respaldo de prestigio tanto por ser Wicleff profesor de la universidad de Oxford, cuanto por la protección por parte del duque de Lancaster: a la muerte de Wicleff (1384), el movimiento perdió ímpetu en Inglaterra y fue finalmente erradicado por la jerarquía eclesiástica, pero su mensaje prendió en Bohemia, donde Hus, rector de la universidad de Praga, propagó las doctrinas de Wicleff que allá hecharon mejores raíces, pues el movimiento husita sobrevió hasta tiempos de Lutero, en razón de que no fue un movimiento únicamente de reforma religiosa, sino principalmente nacionalista, para crear la nación checa y liberar a su patria de la sujeción extranjera, especialmente de la alemana: la visión husita formó parte de la política nacionalista: Hus no fue meramente un reformador, sino -quizás más que todo- un héroe nacional. Murió en la hoguera, estoicamente y con gran hombría, en Costanza, en 1415, y se dice, aunque probablemente sea inexacto, que al morir profetizó, haciendo un juego de palabras con su apellido (que en checo significa pato): "Hoy asáis un pato, pero de mis cenizas nacerá un cisne a quien no podréis asar", vaticinando a Lutero; podemos considerarlo un antecesor del luteranismo, por mantener que la autoridad suprema reside en la Biblia.
No todos los reformadores fueron tan agresivos como Wicleff y Hus, los hubo tolerantes, pero el talante de los tiempos no estaba para aceptarlos. El paradigma de un reformista pleno de buen sentido fue, sin duda, Erasmo de Rotterdam.

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